Maggie Sierralta es hija de generaciones de artistas.
Su bisabuelo alemán era escultor y violinista, su abuelo paterno fue escritor y su abuela poetisa. Su padre fue un destacado pintor que pasó su mejor proceso creativo durante su permanencia de 17 años en Perú. Y su madre adoptiva era una dibujante extraordinaria.
Maggie y sus padres se trasladaron al Perú cuando ella era muy pequeña, criándose en Juliaca, rodeada de paisajes y tradiciones indígenas que marcaron su formación e inspiración posterior. Desde su niñez fue formada por su padre en la técnica del óleo, demostrando claramente sus inclinaciones artísticas.
Estudió Historia del Arte y Decoración en la Universidad de San Marcos en Lima, Perú.
También cursó estudios de Turismo, otra de sus pasiones.
Se traslada a Chile. Realiza cursos de dibujo en la Universidad Católica y perfecciona sus conocimientos de pintura en el Museo de Arte Contemporáneo .
En 1996 toma cursos de cerámica grés, descubriendo que a través del trabajo con la arcilla puede expresar el arte que desde siempre ha llevado dentro. La técnica que aprende es primitiva y ancestral, como lo trabajaban los indígenas, lo que le permite un sólido aprendizaje. Durante 5 años asiste a varios talleres para conocer diversas técnicas.
Actualmente trabaja diseñando joyería de factura muy personal, cuyos diseños han sido inspirados en culturas indígenas propias de Chile como Atacama, Isla de Pascua, Mapuche Patagonia, en algunos casos con influencia de étnias precolombinas de América, y otros con sentido lúdico de inspiración personal.
Las formas que habitan en su mente son los diseños que la conectan con un mundo mágico ligado a nuestras raíces prehispánicas, y a etnias originales.